Descripción

La historia de la embajada de España ante la Santa Sede es la historia de unas relaciones en extremo singulares, tanto por su antigüedad como por su importancia.
Considerado durante siglos el destino diplomático más deseado, vivo y brillante de nuestra diplomacia, fue desempeñado por muchos personajes del mayor relieve -duques, generales, cardenales, un buen número de presidentes de gobierno-, que desde Roma se confirmaron como el mismo centro de la política exterior española.

Ahora, en un mundo secularizado y de identidades puestas en cuestión, cuando ambas potencias se nos muestran aparentemente bajo una luz crepuscular, cabe preguntarse qué puede aportar una historia de las relaciones diplomáticas entre España y la Santa Sede. Pero la respuesta está en las muchas y ricas experiencias que nos revela o confirma: cómo se desinforma, la demagogia, el abuso del débil, los límites que puede alcanzar el descaro o la mentira incluso entre aliados, la necesidad de prevenirnos frente a todos, sean países, ideologías, políticos o intereses; frente a la propia Europa, frente a Oriente, frente al otro lado del Atlántico, frente a la Iglesia como institución.

Lo que hoy conocemos como España nació fundamentalmente como oposición a lo anticristiano -el Islam medieval que ocupaba la península-, y luego se desarrolló en la lucha contra el protestantismo en Europa y en la evangelización de las Indias, justificaciones que hicieron imprescindible la pública aprobación de la Santa Sede, de la cual nos hicimos su brazo defensor. Brazo defensor que a menudo excedía los deseos e intereses de los propios papas, cuando no los contradecían. De ahí derivaron alianzas y conflictos sin cuento que tuvieron su reflejo en la situación de nuestros embajadores en Roma.

La propia sede de la embajada, el Palacio de España -obra de Borromini- refleja la importancia de la legación y el interés de los monarcas hispanos por reflejar el esplendor de su corona en un escaparate tan excepcional para el mundo como era y es la Ciudad Eterna. En sus salas quedaron cuadros, tapices, muebles, reformas arquitectónicas y tradiciones aún hoy dignos de admiración y en los que resulta imprescindible detenerse tanto por su valor histórico o artístico como por las implicaciones simbólicas que recogen.

Ambos aspectos de la embajada: la historia de la diplomacia española en Roma y el palacio que constituye su actual sede, son el objeto de este libro.

Información adicional

Autor
Encuadernación

Rústica

ISBN

978-84-120672-8-6

Páginas

528

Editorial